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Mi experiencia con los estiramientos abarcaría varias facetas. La primera, seria la puramente física, consiste en el bienestar físico que siento durante y después de las sesiones. 


Al estirar la musculatura, se  genera en ocasiones,  alguna molestia que al ir alargando el estiramiento  y acompañándome de  la respiración,   se va disipando. Al ir avanzando en el estiramiento, me relajo y puedo seguir en el mismo, respetando siempre mis límites, para no lesionarme.  El secreto aquí es conectar con la respiración y relajar las partes del cuerpo que tensiono (si es que las percibo).


En esta experiencia física,  conecto con  el estado de la musculatura, ya que cuando estiramos una mitad de la cadena y realizamos un chequeo  tras el estiramiento, puedo percibir la diferencia entre las dos mitades del cuerpo, la estirada y la otra. 
También,  recibo información de que   partes del cuerpo están  contracturadas, donde coloco  tensión o que musculatura está más cargada debido a la práctica deportiva. También percibo, que, en la mayoría de las ocasiones las sobrecargas son emocionales o por estrés. 


Otra de las experiencias, está relacionada con el bien estar paulatino que voy sintiendo a lo largo de la sesión. En ocasiones,  puedo llegar a conectar con un estado de placidez y casi de somnolencia, he llegado a tener pequeños sueños al final de la sesión que son muy restauradores. Me voy como nueva  para casa. 


Otra de las  incorporaciones,  es mi conexión corporal, ya que estoy más presente en la posición al caminar  y que  adopto posturas poco fisiológicas, en según qué momentos. Diría que se han ido instaurando pequeños cambios y algunas alertas, que hacen que cambie la posición de mi cuerpo cuando no está bien alineado. 


Me gustan las  propuestas de Lluisa, para  cada  sesión y cómo incorpora los distintos   materiales  para tomar conciencia y trabajar:  pelotas, churros, bastones,  cojines con olor al finalizar las sesiones ..., en definitiva, todo ello me lleva a finalizar la sesión relajada, alineada y conectada. 


Me gustaría acabar mi reflexión diciendo que todo esto, no sería posible sin la presencia de Lluisa, que hace de cada sesión una novedad y un acompañamiento incondicional.

T. Sánchez

I. Castelló: Testimonios
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